¿El aprendizaje es algo trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
No, el aprendizaje implica la apropiación y reconstrucción de conocimientos, que le permiten al individuo desarrollarse en su entorno, lograr el conocimiento de sí mismo al reacomodar sus estructuras, a través de la movilización de conocimientos.
El individuo solamente aprende lo que le es útil, de ahí que se hable del aprehendizaje significativo y situado, es decir, en base a situaciones actuales a él, que le aquejan o le son interesantes, utiles.
En el ámbito escolar, tanto el docente como el alumno se encuentran en una dinámica de aprehendizaje continua, en donde el “mediador” solamente lo logra si entiende las necesidades del otro y aplica las estrategias correctas y correctamente para llevarlo a ser competente.
El éxito de este aprendizaje depende en gran parte de la disposición del alumno, ya que no se le puede inducir a su adquisición de no estar convencido de ello.
En este proceso intervienen las características del individuo, sus valores, el medio y el momento en el que se encuentra, es decir, no solamente es un proceso fisiológico sino también emocional. Importante mencionar que el aprendizaje es constante y en todo lugar, o sea, no solamente en la escuela sino también en el resto de su dinámica personal.
Es por estas características que se dificulta su medición con simple observación o mediante preguntas, sino que requiere de un proceso de evaluación completo y más complejo; en donde no solamente se evalúe dentro de la escuela sino en toda actividad fuera de ella.
Esta información es importante para la retroalimentación del proceso de aprendizaje, para la realización de los ajustes pertinentes.
Toda vez que mencionemos el desarrollo de competencias, no lo hagamos pensando solamente en las profesionales (laborales), sino también en aquellas “competencias para la vida”, que le permiten desarrollarse y vivir mejor. Recordar que este desarrollo se basa en los cuatro pilares: “saber ser”, “saber hacer”, “saber convivir” y “saber conocer”.
Saludos.
No, el aprendizaje implica la apropiación y reconstrucción de conocimientos, que le permiten al individuo desarrollarse en su entorno, lograr el conocimiento de sí mismo al reacomodar sus estructuras, a través de la movilización de conocimientos.
El individuo solamente aprende lo que le es útil, de ahí que se hable del aprehendizaje significativo y situado, es decir, en base a situaciones actuales a él, que le aquejan o le son interesantes, utiles.
En el ámbito escolar, tanto el docente como el alumno se encuentran en una dinámica de aprehendizaje continua, en donde el “mediador” solamente lo logra si entiende las necesidades del otro y aplica las estrategias correctas y correctamente para llevarlo a ser competente.
El éxito de este aprendizaje depende en gran parte de la disposición del alumno, ya que no se le puede inducir a su adquisición de no estar convencido de ello.
En este proceso intervienen las características del individuo, sus valores, el medio y el momento en el que se encuentra, es decir, no solamente es un proceso fisiológico sino también emocional. Importante mencionar que el aprendizaje es constante y en todo lugar, o sea, no solamente en la escuela sino también en el resto de su dinámica personal.
Es por estas características que se dificulta su medición con simple observación o mediante preguntas, sino que requiere de un proceso de evaluación completo y más complejo; en donde no solamente se evalúe dentro de la escuela sino en toda actividad fuera de ella.
Esta información es importante para la retroalimentación del proceso de aprendizaje, para la realización de los ajustes pertinentes.
Toda vez que mencionemos el desarrollo de competencias, no lo hagamos pensando solamente en las profesionales (laborales), sino también en aquellas “competencias para la vida”, que le permiten desarrollarse y vivir mejor. Recordar que este desarrollo se basa en los cuatro pilares: “saber ser”, “saber hacer”, “saber convivir” y “saber conocer”.
Saludos.
Hola Blanca
ResponderEliminarMe parece muy atinada tu participación y es precisamente llevando a la práctica estas reflexiones en donde adquiere la fuerza y la congruencia nuestro trabajo docente, hagamos de esta labor los cimientos para que nuestros jóvenes sean mejores en lo personal y profesional, logrando, como tú lo mencionas, el saber, saber hacer, saber ser y saber convivir.
Saludos.
Hola Blanca:
ResponderEliminarMe da gusto observar que tu tambien anotaste en tu reflexión que es muy importante conocer cuales son las inquietudes de nuestros alumnos para poder realizar una buena integración del aprendizaje, si les inculcamos miedo, o temores, lejos de hacer suyo el conocimiento los vamos a alejar del mismo, creo que esta sería nuestra principal actividad mediadora.
Saludos.
Alma.
Hola Blanca
ResponderEliminarDices que: "el alumno sólo aprende lo que es útil" ¿Para él o para nosotros? creo que el aprendizaje al igual que la física tiene una naturaleza y aplicaciones cuánticas.
Los saltos cuánticos en la conciencia son impredecibles: podemos generar un Hilter o un Eintein, un Bush o una Madre Teresa. Por eso considero fundamental el humanismo en nuestro accionar y esto es lo más interesante que observo en tu escrito: buscar que el alumno aprenda en función de los cuatro pilares. Creo que cuando sabemos que un alumno nuestro sobresale en su vida profesional nos sentimos satisfechos, cuando sabemos que torció el camino, nos preguntamos si pudimos hacer algo mejor por él. Creo que esa es la idea que comparto contigo: Al menos hice lo mejor que pude.
Educar es sacar lo mejor de la persona.
Un saludo
Roberto